La presidenta de ANIP lamentó las escasas inversiones españolas en Angola,
que ascendieron en 2012 a 141 millones de euros. Una presencia muy escasa que
puede ser aún menor, dado que Pescanova, uno de los mayores inversores españoles
en el país, puede verse obligado a vender o cerrar sus instalaciones de
producción de gamba, que en 2010 daban trabajo a 200 personas en el país
africano.
Otras empresas, más pequeñas, también estuvieron presentes en el foro. Sergio
de Román trabaja en el departamento de Ingeniería de Incatema, una empresa con
11 años de experiencia en Angola. “Para las empresas españolas, entonces, era
una oportunidad más, hoy es mucho más necesario”.
Eva Fernández es subdirectora de consultoría de Impulso Industrial, una
empresa asturiana que contactó con Angola hace cinco años, a través de una
misión comercial. “Estamos trabajando en la recuperación de la bahía de Luanda,
un espacio muy degradado que estamos devolviendo a la población”.
Tanto De Román como Fernández coinciden en que Angola es un mercado
complicado para entrar. La burocracia es el principal problema:
el país se encuentra en el puesto 172º (de 185) en el índice de Facilidad de
Negocio del Banco Mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario